
Tres líneas bastan para abrazar la geometría del mundo. Eres la estructura quieta que sostiene el vuelo de los puentes y el sueño de las montañas.
Tu verdad es un susurro de tres notas: el teorema sagrado que mide el universo. Eres flecha, pirámide, hoja; símbolo de una fuerza serena.
En tu sencillez late el misterio de lo perfecto: principio, nudo y final. La eternidad descansa sobre tus tres lados sagrados.