Tengo un amigo que afirma que una imagen vale por mil palabras. Yo no lo creo. Más bien me atrevería a afirmar todo lo contrario, una palabra vale por mil imágenes.
Una imagen es una visión objetiva. Por el contrario una palabra, encadenada a otra, y a otra, y a otra más, nos muestra un mundo subjetivo, un mundo metafórico particular e intransferible.
Pero sea como sea, de lo que sí estoy convencido es que la imagen en complicidad con la palabra cobra una mayor dimensión, la comunión de ambas conjugan la objetividad concreta con la metáfora abstracta; la certeza con la fantasía, el cuerpo con el alma…