Elegía al Fractal de Mandelbrot
En el vasto abismo de la matemática,
donde el infinito es calma y tormenta,
brotó un jardín de formas geométricas,
fractal sin fin, eterno en su esencia.
Un sueño cifrado en fórmulas puras,
cálculo y caos danzando en espiral,
horizonte sin límite en sus alturas,
misterio escondido en lo racional.
Tus costas rugosas, oleajes de números,
dibujan paisajes de extraña visión;
cada iteración revela más rumbos,
un microcosmos en su expansión.
Benoit, artesano del orden en el caos,
moldeó tus contornos de sombras y luz,
como un demiurgo en su empeño incansado,
descubrió la belleza que nunca seduce.
Te hallamos en hojas, en ríos, en nubes,
en sueños de física y arte fugaz;
eres eco del cosmos, que nunca concluye,
un mapa que nadie puede abarcar.
El ojo se pierde en tus ramas sutiles,
y el alma contempla un abismo inmortal;
¿eres acaso un reflejo imposible,
o el pulso del todo en su forma real?
Hoy te celebro, fractal insondable,
laberinto perfecto, eterno y fugaz,
cuyo latir es misterio inmutable,
un canto al orden que nunca será paz.
La formula de un fractal de Mandelbrot es: zn+1=zn2+c, donde z y c son números complejos.