Desde las primeras civilizaciones, la pesca ha proporcionado alimento esencial para innumerables comunidades alrededor del mundo. Los océanos, ríos y lagos han sido generosos proveedores de proteínas y nutrientes, siendo los peces una parte fundamental de la dieta humana. En muchas culturas, la pesca no solo es una actividad económica, sino también una tradición que se transmite de generación en generación, asegurando la continuidad de conocimientos y técnicas ancestrales.
La globalización y los intereses económicos de las grandes corporaciones hacen cada vez más difícil el mantenimiento económico de esta actividad y contribuyen a la pérdida de esta tradición.