Estos días en que casi todo el mundo habla de todo lo que rodea al Campeonato Mundial de Futbol, yo, aunque no me interesa, me voy a unir al rebaño. Muchos se escandalizan de que se celebre en un país donde no se respetan los derechos humanos, dando a entender que en el resto de los países sí se respetan.
Sin ir más lejos, el país donde yo estoy obligado a pagar mis impuestos, este mismo año, al intentar saltar una valla inhumana que hace de frontera, se han asesinado a decenas de migrantes y al caballero responsable de esa matanza le seguimos pagando, tú y yo, un sueldo que para sí los quisiéramos, tú y yo, pero…
En 1934 se celebró este campeonato en Italia, donde Mussolini era presidente del Consejo de Ministros Reales. En 1950 se celebró en Brasil donde gobernaba el nacionalista y autoritario Vargas; en el 78 en la Argentina gobernada por una dictadura criminal dirigida por el General Videla…
Se argumenta que, en el país anfitrión, no se respeta a la mujer y lo decimos nosotros que vivimos en un país donde en los últimos 20 años han muerto asesinadas por sus parejas, u otros criminales, más de 1.100 mujeres y donde hoy mismo están dejando en libertad a muchos agresores feminicidas. Pero el fútbol, como casi todo, lo gobierna la hipocresía y, apostaría sin miedo a perder, que serán muchas las personas respetables que se han “forrado” con este, como con todos, los Campeonatos Mundiales de Futbol. Sin ir más lejos aquí te dejo una foto de una catedral, que yo nunca he pisado y que se ha construido con mis impuestos.