El otro día para hacer un encargo (una foto) subí andando parte de la cuesta hasta Ategorrieta y me encontré con la sorpresa de una llamativa puerta roja en medio de una rotonda por cuyo centro discurría un carril bici. Se nota que no paso mucho por ahí, y menos despacio.
Como iba a setas y no a Rolex, esta foto fue rápida y no es muy buena, pero el impacto que me causó ver esa puerta me ha llevado a ponerla en el blog.
Puesto a escribir cómo la gente pone puertas al campo, cómo parece que el arte es el resultado de los sueños y pesadillas de iluminados pagados por los poderes públicos en un autobombo recíproco de amigos del alma en un sinsentido sin fin, al intentar documentarme un poco las cosas han cobrado un poco más de sentido.
La escultura de 2008 es una puerta roja (ate gorria en euskera) que coincide con el nombre de la zona (Ategorrieta) y es la puerta de entrada del carril bici (bidegorri en euskera) en la ciudad por el norte.
Así pues, la escultura es una puerta de entrada al bidegorri y una alegoría al lugar en el que se sitúa. Adiós a las conspiraciones. Aunque, ¿para que sirve la puerta lateral que tiene la puerta? ¿Adonde te lleva?