A veces me he preguntado por qué tienen esa expresión tan triste las avestruces. Me he pasado noches sin dormir pensando en ello. Quizá fuera porque yo no les caía bien y, al verme, les surgía de forma natural ese gesto de congoja o, simplemente, no están tristes y soy yo el que saca esa conclusión errónea. Hoy mis nietos han comido conmigo y les he hecho participes de mi duda. No han tardado ni tres segundos en contestarme: “¿Qué expresión tendrías tú si fueras pez y no supieras nadar? Pues eso, ellas son aves y no saben volar.”