farola015

¡Que angustia! Llevo días perdido en el océano de las calles y paseos de mi ciudad. Camino cabizbajo, ausente, ajeno a las personas con las que me cruzo, las percibo tan perdidas como lo estoy yo, como si fueran momias vivientes, que navegan sin rumbo desde la costa del vacío hacia la isla de la nada. Estoy a punto de perder la esperanza, deseando ser abatido por un fuerte golpe de mar que me escore, zozobre y me hunda en un fondo profundo y sereno donde encuentre el ansiado descanso, este mar inmenso que inunda de silencios la ciudad, al rayar la tarde se va apagando y los colores aterrados se cobijan bajo el manto negro de la noche. Ya nada es visible, todo está teñido de sombras, de miedos, de ausencias… Y cuando más cegado me siento y mayor es mi deseo de apagar definitivamente mis pupilas, descubro un tímido haz luminoso, un faro, un hilo de luz que alimenta la última de mis esperanzas.