Por las ramas del laurel vi dos palomas oscuras.
La una era el sol, la otra la luna.
«Vecinita», les dije, «¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Y yo que estaba caminando con la tierra por la cintura vi dos águilas de nieve y una muchacha desnuda.
La una era la otra y la muchacha era ninguna.
«Aguilitas», les dije, «¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Por las ramas del laurel vi dos palomas desnudas.
La una era la otra y las dos eran ninguna.
Federico García Lorca