Hay gente rara, o para que no suene peyorativo, debería decir, personas singulares. Como esta dama, que desnuda y humedece sus extremidades inferiores, mientras que guarece bajo el cobijo de sus ropajes y un paraguas el tronco y las extremidades superiores. Y yo que soy muy curioso, otros dicen: tocapelotas, me pregunto el porqué.
Quizá sea por prescripción facultativa y debe enfriar sus piernas para aliviar su mala circulación; quizá sea una moda, quizá porque acaba de salir de la peluquería; para azuzar mi curiosidad o, simplemente, porque le da la gana. Porque, ¡quién soy yo para juzgar a nadie!