Tú eras el dechado de la perfección, lleno de sabiduría y de espléndida belleza. En el Edén, jardín de Dios, vivías. Innumerables piedras preciosas adornaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda; de oro era el borde de tu manto, de oro las incrustaduras, todo a punto desde el día en que fuiste creado.
Como un querubín protector yo te había puesto en el monte santo de Dios. Eras perfecto en tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que apareció en ti la iniquidad. Con el progreso de tu tráfico te llenaste de violencia y pecados; y yo te he arrojado del monte de Dios y te he exterminado, oh querubín protector, de entre las brasas ardientes.
Tu corazón se había engreído por tu belleza. Tu sabiduría estaba corrompida por tu esplendor. Y Yo te he derribado en tierra y te he presentado como espectáculo a los reyes.
Ezequiel, 28
Pero aunque Ezequiel quería vender libros con cuentos interesantes, la verdadera historia fue que Lucifer se pasó con las copas y otras sustancias, y empezó a hacer el chorra jugando en un puente del cielo, y muy limitado en sus facultades perdió mano y no pudo sujetarse ni poner en marcha sus alas. Y el golpe fue tan fuerte que atravesó la corteza terrestre y se incrustó en el núcleo que está a una cierta temperatura calentita. Esta fotografía es la prueba de que esta historia es la verdadera y no la que cuenta Ezequiel.