Los agoreros del tiempo nos anuncian a bombo y platillo que, a pesar de llevar más de un mes de primavera, el invierno sigue aquí presente. No es que me preocupe el frío, la lluvia, el viento, las tempestades o la nieve, lo que de verdad me preocupa es que cada día que pasa se le caen los argumentos a mi vecino del segundo B, el ecologista, que hasta hoy sigue afirmando que los fumadores, como yo, somos los responsables de lo que llaman “efecto invernadero”. Es decir, que cada día hace más calor, el tiempo es más seco por mi culpa y la de otros cuantos millones de ciudadanos que fuman, conducen coches, encienden la calefacción o tiran de la bomba de retrete.