En lo alto de esta colina está ubicada la ermita de San Sebastián. Según los más viejos del lugar esta advocación al santo de Ostia viene de la presencia en esta atalaya de los cazadores de ballenas vascos. Dicen que desde allí oteaban el horizonte, mientras que sus barcos permanecían fondeados en la bahía y por medio de hogueras les avisaban cuando divisaban alguna ballena. Esos cazadores, bien en gratitud o bien como rogativa edificaron la ermita y la dedicaron al Santo Patrón de su ciudad.