Hay días en que me coloco frente al folio en blanco y, como si fuera un reflejo, mi mente se queda también en blanco. Quizá sea este aburrimiento que me produce las noticias que llegan desde Cataluña, esa utilización de las afectividades que ciega a la razón. Mi niño es más guapo que el tuyo. Nosotros y ellos; los buenos y los malos. El blanco (del folio) y el negro (de las letras).
Estoy harto de que me quieran utilizar, de que me dicten qué tengo que pensar. Quizá por eso hoy me he dado un largo paseo por la orilla del mar; la mar me relaja, esa mar que es mi única patria, porque de ella hemos comido siempre en mi familia, porque en ella arriesgaron su vida mi padre, mis abuelos y, alguno de ellos, hasta sacrificó su vida.
Si tengo mi mar que me hace libre, por qué envidiar a ninguna tierra que quiera subyugarme.