Cada día se captan más imágenes y, paradójicamente, cada día se usa menos la cámara convencional. Hoy es el móvil el que está ganando la batalla. Si con la aparición de la cámara digital se produjo una rápida desaparición de las cámaras analógicas, me temo que el cambio próximo va a ser mucho más veloz. Hoy hay que pensarse más de dos veces qué dinero invertimos en nuevos componentes para nuestra cámara, que quizá se queden obsoletos mucho antes de amortizarlos.