En la ladera de la colina,

Una piedra descansa, inmóvil por siglos.

Los años pasan, los ríos cambian su curso,

Pero la piedra permanece, sin moverse.

 

Hasta que un día, el viento comienza a soplar,

Y las hojas susurran su historia.

La piedra escucha con atención,

Y de repente, comienza a cantar.

 

Su canción es antigua como la tierra,

Lleno de memorias de tiempos olvidados.

Canta de montañas que ya no existen,

De mares que se han desvanecido.

 

Canta del fuego que una vez ardió

En el corazón del mundo.

Los hombres pasan y no la escuchan,

Solo el viento y las aves conocen su melodía.

 

Pero en las noches tranquilas, cuando la luna brilla,

La piedra sigue cantando,

Y su canción se eleva al cielo,

Uniéndose al coro de estrellas.

 

A.K. Ramanujan (1929–1993)