LA POBREZA no está reñida con la belleza.
Esta casita de unos 40 metros cuadrados es de un agricultor del pueblo de Viñales, uno de tantos tabaqueros, que tras la recolección y secado de las hojas ve, impotente, como el gobierno se queda, por unos pocos pesos, con el 90% de su producción y le “concede” el diez por ciento restante para su consumo particular.
Con sus paupérrimos ingresos aún tiene, la señora de la casa, la alegría suficiente como para cuidar del helecho de su maceta, tener impoluta su terraza y mantener el color vívido de sus paredes y sillas.
Si curioseamos a través de la ventana podemos observar el electrodoméstico más valioso de su hogar: un ventilador.