En esta época en la que hemos tenido la fortuna de vivir, en la que abundan los vivillos y vivillas que viven de explotar su propia imagen, conviene, antes de blandir la crítica fácil, fijarse en la Naturaleza.
Son innumerables los animales, en su mayoría machos, que no es que vivan de su imagen, sino que viven para su imagen.
Quizá de los más comunes y conocidos podríamos destacar al “pavo real”.
Cuando despliega su plumaje esa explosión de colores no sólo llama la atención de las “pavas” sino que hasta los propios humanos, tan racionales ellos, quedan embelesados.