Ni siquiera el mas experimentado de los navegantes de la Cofradía podia asimilar aquel universo alterado y sin sentido donde la realidad guardaba celosamente sus misterios. Pero el Oráculo del Tiempo habia convocado a Edrik y sus compañeros allí…
El navegante flotaba en su tanque de especia en lo alto del carguero, y miraba con inquietud el paisaje espacial y al interior de su mente. A su alrededor, hasta donde le alcanzaba la vista y la imaginación, veía miles de enormes cargueros de la Cofradia. Hacía miles de años que no se reunía un grupo tan grande…
Respondiendo a la convocatoria, habian acudido a las coordenadas. Y entonces, de forma inesperada, el tejido del universo se plegó a su alrededor y los arrojo a aquel vasto y profundo vacío del que parecía no haber salida…
“Cazadores de Dune”, por Brian Herbert y Kevin J.Anderson.
En esta instantánea podemos contemplar un ejemplo del plegado del tiempo. En un mismo plano podemos contemplar una plaza urbana, de hace varios años, pintada por graffiteros, y a la que el tiempo ha dado una patina especial que la atrasa en el tiempo, el Palacio Igartza, del siglo XVI, y al que su restauración le permite parecer recién creado ayer, y al fondo, el edificio industrial de Indar, moderno pero impasible en el tiempo.