Desde mi retorno a San Sebastián he retomado mis rutinas culturales; los viernes cine por la tarde y coloquio fotográfico al anochecer. Esta semana he visto una película que me ha hecho pensar: Truman.
Este film narra la angustia de un señor, condenado a muerte por un cáncer de pulmón, por el futuro de su mascota. Su mayor preocupación es que será de Truman, su perro, cuando parta hacia el oriente Eterno. Vive solo y Truman es el ser con el que habla, come y duerme y no desea que sufra su ausencia cuando él muera.
Yo sospecho que mucha gente no entiende, como ante la muerte que ya ruge a su lado, su máxima preocupación sea tu mascota. Él ya ha asumido el final inevitable, algo que, en general, no sabemos vivirlo. No quiero aburrirte, ni mucho menos desvelarte, contándote la historia que nos relata en la película, pero te confieso que me ha hecho pensar en ese fondo oscuro que está más allá de los límites de la vida.