Sí, no se cansan de meternos miedo, desean mantenernos angustiados, temerosos, quizá así sea más fácil manipularnos.

Como son pocas las vicisitudes que hemos padecido durante estos dos últimos años, desde que comenzó la pandemia, ¿recuerdas como don Simón nos decía en la tele que las mascarillas no servían para nada? Luego fueron imprescindibles, hasta el Ministro de Consumo tuvo que ponerles precio. Ahora, parece ser que tampoco sirven de mucho, como tampoco sirve ese pasaporte que hasta ayer era imprescindible para entrar en cualquier lugar cerrado.

Nos dicen ahora que es una gripe más y que las bajas por la peste sólo serán de 4 días. Tras la peste nos la metieron doblada con la subida de la luz que aún seguimos pagando a precio de oro, nos lanzaron después la amenaza de un apagón general, todos acojonados y tras las compras de papel higiénico, fueron las linternas, los hornillos de camping y la velas. Ahora nos amenazan con una guerra.

Y no veo la tele ni oigo los partes radiofónicos, ahora me dedico a mirar desde mi ventana y, jódete, lo único que veo es que en la calle hace un frio del carajo,