
Me llama la atención el atractivo que estas flores despiertan en multitud de personas, hasta tal punto que, creo, que son los campos floridos de amapolas, uno de los más fotografiados. Recientemente he viajado por Castilla La Vieja y mis compañeros de aventura casi enloquecían de placer al descubirir campos de amapolas. Los fotografiaban mientras recitan alabanzas: ¡qué bonito!, ¡qué preciosidad!, ¡qué…
Y sin embargo, confieso, a mi las amapolas no me atraen, no se encuentran entre mis flores predilectas, ni entre las flores que más fotografío, pero dado que en este viaje han sido las amapolas las flores más abundantes y, sobre todo, para no desentonar entre mis compañeros de viaje, yo también las he fotografiado.