Varela01

La mar no tiene señales que nos muestren el camino a seguir, hasta no hace mucho tiempo los navegantes tenían muy limitadas las ayudas para situarse en medio del océano: un sextante, el reloj, el sol, la estrella polar y poco más, elementos que en medio la niebla o con cielos cubiertos le obligaban a navegar a la estima, y cuanto mayor sea la estima, mayor será la deriva y más lejos estarán de su …rumbo. En tierra es diferente, uno siempre sabe cuando emprende la marcha desde que lugar partimos, dónde se sitúa el comienzo del camino, pero nunca donde acabará o si de realmente ese camino tiene un final. Antiguamente se afirmaba que todos los caminos conducían a Roma, como los barrotes, y las sombras, de este puente que nos conducen hasta el infinito. Quizá los caminos y los rumbos sean como la vida, que en la muerte encuentra su final y quizá por ello preferimos perdernos, deambulando por mares y senderos e intentar retrasar nuestro encuentro con la meta final.