¡Oh tierra triste y noble, la de los altos llanos y yermos y roquedas, de campos sin arados, regatos ni arboledas; decrépitas ciudades, caminos sin mesones, y atónitos palurdos sin danzas ni canciones que aun van, abandonando el mortecino hogar, como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.

Campos de Castilla, de Antonio Machado