Varela13

Hoy he salido de tutor de prácticas con alumnos del cursillo de fotografía de la Sociedad Fotográfica, la primera parada ha sido en la plaza de Gipuzkoa. Los cisnes retozaban en el estanque y admirando su elegancia y belleza he pensado en lo ilusos que somos los humanos.

Desde la noche de los tiempos —la mitología griega ya lo recogía en el mito de Prometeo y Epimeteo— el hombre siempre ha envidiado facultades animales: correr, volar, saltar, nadar, trepar y, obviamente, su belleza y elegancia. Incluso en la literatura y en lenguaje popular se animaliza a muchos personajes: ojos de gata, astucia de zorro, cotorrea como un loro, fuerza de toro, comer como un pajarillo y decenas y decenas …

También tratamos en ocasiones de culpar de nuestros males a los animales, así nuestro pecado original fue, según el mito judío, por la tentación de una serpiente, una de nuestras más trágicas enfermedades la denominamos cangrejo (cáncer) o como crítica de la mujer apasionada decimos que es como una perra en celo.

 Aquí dejo la foto de un cisne para que nos pensemos dos veces antes de afirmar que una determinada persona, como yo hice en cierta ocasión con Lela, tiene cuello de cisne.