Me pregunto con qué finalidad nuestros políticos colocan estas sillas, alejadas las unas de las otras en calles y parques. Si esta moda sigue extendiéndose me pregunto donde gozaran de los arrumacos las parejas de jóvenes enamorados o con quién conversaran nuestros jubilados, o dónde se podrá criticar entre rumores quedos.
Alguna razón habrá para que se esté plagando de sillas monoplazas toda la ciudad, pero desde mi ignorancia no le veo ninguna ventaja social…