Dicen los que entienden, que el hombre es de naturaleza tropical, que la evolución nos diseñó para vivir en zonas cálidas, pero … yo debo ser diferente, algo distinto, porque no soporto el calor. Hoy, huyendo de estos calores, me he escapado a un pueblo de la montaña, donde a pesar de ser primavera hay que pasear bien abrigado.
Pero tampoco me he sentido a gusto. Esas pendientes por las que discurren sus calles son cansinas, el frío me incita a la pereza y me cuesta salir de casa; y, además, echo en falta el olor salobre del mar. Me temo que no es que sea diferente, lo que realmente soy es un tío raro que nunca está conforme con lo que tiene, si hace calor añoro el frío y si hace frío deseo el calor.