Mis pudores siempre me vencen, Luis me aconseja que viaje a la India, allí podrás hacer buenas fotos de calle; Angel me aconseja que vaya a Islandia: el país es sobrecogedor; Felipe me habla de la Islas Feroe: el mejor lugar del mundo para fotografiar auroras boreales; Josu del Delta del Ebro; Mikel de Río Tinto, Gorka de los parques nacionales norteamericanos… hasta Arantza me comenta que en Zumarretxu hay rincones muy especiales; el único que me comprende es José Ángel que siempre corre con el gasto de los viajes a los que me invita a Hernastigarrieta; hoy me ha llevado a Trintxerpe y ha pagado el viaje en el autobús suburbano: 75 céntimos ida y otros tanto la vuelta. Quería mostrarme las embarcaciones tradicionales.
Yo no me atrevo, porque me da vergüenza, decirles que no tengo dinero, que malvivo de una pensión española y no da para mucho. Pero ahora navegando por Internet he descubierto la excusa perfecta. Sócrates estuvo, salvo cuando lo enviaron a la guerra, sin salir de Atenas; el gran filosofo Inmanuel Kant, desde su primer gemido al nacer, hasta su último suspiro en su lecho de muerte, jamás se aventuro más allá de los límites de Königsberg.
Al próximo que me comente que debo viajar a algún lugar, le pondré el ejemplo de Kant y de Sócrates, contestándole que para descubrir al hombre y sus circunstancias, la historia nos enseña que lo mejor es vivir en tu ciudad sin moverte.