Llegamos a fin de año y hoy tenemos el colofón de un año lleno de mensajes al rebaño que ya hemos olvidado. En enero nos dijeron: hay un virus en China, pero eso está muy lejos de aquí y no nos afectará. En febrero la noticia fue parece que se estaba extendiendo, pero no tenemos que preocuparnos nuestros políticos lo tenían todo controlado; en marzo ¡coño! Sí hay que preocuparse, tenemos que confinarnos y no salir de nuestras casas; en abril afirmaban que para salir a la calle a hacer la compra había que ponerse guantes, que las mascarillas no servían para nada; en mayo todo fue al revés: los guantes no eran ya necesarios, pero si las mascarillas; en junio se acabó el confinamiento cuaresmal porque ya al virus casi lo habíamos vencido; en julio y agosto nuestros políticos hicieron fiesta se fueron de vacaciones y volvieron morenitos en septiembre para avisarnos de que había llegado una segunda ola; en octubre estamos padeciendo ya la segunda ola y sumando y sumando muertos, pero nos regalaban los oídos afirmando que si hacemos las cosas bien podremos salir en Navidad; en noviembre todo lo contrario, no vamos a poder salir en Navidad y ahora que ya hemos alcanzado la Navidad después de dictar una y otra y a los días otras muchas más normas: Hoy a bombo y platillo anuncian que una dama llamada Araceli (bello nombre que significa Altar del cielo) ha sido la primera ciudadana española en recibir la vacuna contra el la covid19, algo que en boca de nuestros políticos es: “el principio del fin”; “Un día de esperanza”; “un primer paso hacia la vieja normalidad”; “estamos más cerca de alcanzar la inmunidad del rebaño”… y unas cuantas frasecitas más para añadir a nuestra desmemoria de rebaño de borregos.

Durante los próximos tres meses, en Euskadi nos anuncian eufóricos se van a vacunar la escalofriante cifra de 100.000 personas, que si las comparamos con los habitantes de Hernastigarrieta puede parecer muchas personas, pero si lo comparamos con los 2.200.000 habitantes reales de Euskadi, la cosas cambia, de seguir las vacunaciones a este ritmo de 100.000 al trimestre harán falta 22 trimestres para vacunarnos todos, el decir, dentro de 5 años y medio ya podremos estar todos vacunados.