Nunca he entendido esa expresión, pero imagino que cuando se usa es para dar a entender que algo que es natural aparenta ser algo extraño. Por ejemplo, este islote que aparenta ser una diadema esculpida por el agua, el viento, la vegetación y, quizás, por las aves que allí anidan.

O, quizá, con esa expresión de capricho de la naturaleza nos estemos refiriendo a esa suerte que hemos tenido de nacer, que tú, o yo, seamos un cúmulo de casualidades totalmente imprevistas: que nuestros progenitores se conocieran, que sintieran atracción el uno por el otro, que su abrazo tuviera éxito y fuera fecundo, y lo más importante, que tras aquella gestación viera la vida un ser que, casualmente, eres tú, o yo.

Mejor dejo esta elucubración para el verano, ahora estamos en primavera y es tiempo de gozar de esos otros caprichos de la naturaleza que conocemos con el nombre de flor, o de esa otra belleza que llamamos mujer y que en esta época se muestra deslumbrante.