¡Qué vergüenza! Hoy me he llevado un corte morrocotudo, hace años que no escribo cuentos cortos, el mes pasado en una asociación a la que pertenezco me pidieron que enviara un relato para un concurso y yo sumiso acepté, abrí la carpeta donde guardo archivados mis relatos y cogí uno al azar, lo leí, me gustó y lo envié. Ayer me comunicaron que estaba premiado y hoy me comunican que estoy descalificado porque ese relato ya había sido premiado hace años en el mismo certamen.
Me he sentido mal, muy mal, imagino que habrán pensado que intentaba hacer trampa.
Apesadumbrado he salido a la calle pensando en lo idiota que soy, llovía y arreciaba un viento huraño, mis pasos me han llevado hasta la ribera, siempre que estoy abatido me acerco al ver el mar, es tan inmenso y yo tan poca cosa, que me ayuda a relativizar.
Mi sorpresa ha sido ver que hay otras gentes que, a pesar de los temporales, no solo se acercan a ver el mar, sino que se arriesgan a sumergirse en sus aguas.