¡Qué frío! En mi paseo nocturno los termómetros callejeros marcaban cuatro grados bajo cero. Quizá por eso hoy he soñado que vivía en Islandia, que en lugar de la playa, me bañaba en este lago helado, entre icebergs de hielo.
Ahora que me levanto, bajo el calorcito de la ducha, me dan escalofríos al pensar en mi baño nocturno.