En un lago suele haber menos corrientes que en un río, y sus aguas son normalmente mansas como las de un estanque, si no hay viento. Quieta, el agua actúa como un espejo, reflejando en su superficie lo que conforma la orilla del lago.

Aún en pleno invierno, el efecto espejo crea imágenes bellas, y duplica el paisaje, confiriéndole un aspecto irreal, pues parece que el cielo está arriba y abajo.

Al ver esta imagen comprendemos a Narciso, pasmado ante su propia imagen reflejada en el agua, hasta que muere de sed, incapaz de alejarse de su propia imagen por bella e incapaz también de profanar la quietud del agua, rompiendo el encanto de la doble imagen por el efecto espejo.