Cuando capto una imagen y me gusta, me pregunto el porqué, cuál es el motivo de que me persuada, qué tiene de diferente … rara vez consigo una respuesta racional.
Intuyo que, en esto de la fotografía, me muevo en lo visceral más que en lo racional.
Pienso que una fotografía es como un poema, está escrita en un lenguaje metafórico y cada lector la siente de un modo diferente.
A veces, cuando la duda me angustia, recurro a uno de esos gurús que me describirá con todo lujo de detalles técnicos y artísticos, en un lenguaje pedante, cuál es la virtud de esa imagen, si es que tiene alguna, y cuáles los defectos, que siempre encuentra muchos.
Al final de su académico discurso, me siento aún más perdido y, desgraciadamente, me veo obligado a reafirmarme en que las sensaciones que trasmite una imagen no tienen una explicación lógica.
Y te preguntarás a qué viene esta perorata con esta imagen. Ni idea. Como tenía que escribir algo y no sabía ni como comenzar, esto es lo que se me ha ocurrido.