Hoy hemos tenido un día extraño, muy cambiante. Ha amanecido soleado y he ido a la playa; al rato la niebla ha cubierto desde el cielo hasta el suelo, he tenido que vestirme y volver para el pueblo. Aquí seguía luciendo el sol, aunque hacia el mar se veía todo cubierto de niebla. Tras la siesta la niebla se ha despejado y el cielo se ha vestido amenazante, las gaviotas gruñían anunciando el agua que, ahora, es este momento que te escribo, cae como un diluvio.