Desde mi ignorancia muchas veces me pregunto qué es una buena fotografía o, quizá, debería preguntarme qué hace que una fotografía sea buena. Sinceramente no doy con una respuesta que me satisfaga. Entonces huyo a refugiarme en otro tipo de creatividad: la poesía.
Un poema puede estar escrito con muy buena letra, pero no por ello es un buen poema, necesita algo más, sugerirnos una historia, emocionarnos, comprender aquello que no está escrito y que le otorga la fuerza necesaria para remover nuestra conciencia.
Y de nuevo acudo a la fotografía, no basta con que sea bonita, ni esté muy bien editada, necesita algo más y mucho más difícil y complejo. Quizá, igual que la poesía, debe sugerirnos una historia, debe emocionarnos al mirarla, y hacernos ver aquello que no estando presente en la imagen le otorgue fuerza para remover nuestras vísceras. Quizá, o quizá no.